02 junio 2009

Empezando a decir adiós...

Comienzan a llegar las 'últimas veces'... 
Última semana de trabajo, última vez que voy al cine, última vez que voy a un sitio, última vez que veo a alguien... 
La verdad es que parece que hace mil años que llegué, cuando pienso en los primeros días de clase, en mis paseos bajo la nieve para buscar trabajo, o cuando llevaba un mapa en el bolso para no perderme por la ciudad... 
Es una sensación agridulce lo que siento cuando pienso que llegó a su fin. 
Por un lado, quiero volver a mi casa, a estar con mi gente y a disfrutar del calor y del verano, de las comidas, del ambiente en general, de mi sitio. Por otro, ya me he acostumbrado a estar aquí, tengo mi rutina y mis hábitos, mis lugares, mi trabajo al que me he adaptado totalmente, mi pequeña soltura con el idioma, y mis amigos, por encima de todo. 
Peeeero, como con algunas otras cosas, tiene gracia porque tiene fin. No podría plantearme establecerme aquí, porque a pesar de haberme adaptado perfectamente a esta vida en Islandia, creo que soy demasiado española para poder hacer una vida completa en estas tierras. Las relaciones sociales son diferentes, la gente es muy diferente, y el ejemplo está en que los extranjeros aquí somos una piña, que se mueve en manada en medio de las hordas islandesas...

Cosas buenas y cosas malas, como en todas partes y en todos los momentos de la vida...
Pero si lloro al irme, es porque he estado muy bien sobre todo. 

Etapas que se cierran... 

Y otras que se abren.