18 agosto 2009

The call


Siento cambiar de tema repentinamente y sin haber dicho nada interesante sobre la playa española, pero es que Islandia me llama de nuevo...
...y no sé qué hacer... El frío y la oscuridad del invierno me echan para atrás, y lo mismo puedo decir de los islandeses, glaciares y altivos... Pero La Isla tiene un gran poder sobre mí, y me llaman desde allí, me ofrecen trabajo (sin haberlo buscado, que es lo más llamativo, y mucho más dentro de esta etapa económica tan mala que cruzamos muchos, personas y países).................... y la duda se apodera de mí...
Muchas son las razones para volver... Fui allí sin nada entre las manos, sin trabajo, sin casa, sin amigos; y volví con las manos llenas de buenas personas y de momentos inolvidables de por vida. Ya conozco un poco el idioma, me apaño con los indígenas y he aprendido a patinar sobre nieve por las calles... Sé comoportarme entre ellos las noches de fiesta, y me desenvuelvo con facilidad con los críos, y eso que son canela en rama, más cerca de un extraterrestre que de un humano, sin lugar a dudas...
Pero como he dicho antes, también hay muchas razones para no volver. Plantearme pasar un invierno entero, otra vez, me da un poco de vértigo, o a lo mejor claustrofobia, un poco... El primer invierno todo es nuevo, cada día es un pequeño descubrimiento: los tipos de nevadas, las ventiscas, las auroras boreales, los cielos, con sus nubes y sus colores, los paisajes de hielo, el aprender a estar en casa mucho tiempo, el patinar sobre las aceras, la sensación de frío, de más frío y de muchísimo frío, las artimañas para combatirlo...cada día es una pequeña aventura. Pero me da la impresión de que la segunda vez no puede ser igual. Me da miedo verme un día oscuro y frío, mirando por la ventana de mi habitación y preguntándome por qué estoy tan lejos de mi casa... Y es posible que eso no pase, pero por ahora prefiero ahorrarme la ocasión, pues quien la evita, evita el peligro.
Así que aparco la tentación y sigo con mis planes primigenios. Islandia siempre estará ahí.

06 agosto 2009

La nueva Isla de Titi


Me da mucha pena abandonar el blog.
Y aunque sé que ya no voy a contar más cosas de Islandia, puede que sea interesante obervar mi entorno actual y verlo con ojos más objetivos, pues estar fuera un tiempo te da una visión de tu mundo diferente, y percibes mejor los pequeños detalles, que son los que dan carácter a una cultura.
Ahora estoy en la playa, en una playa del sureste español. La playa donde he veraneado casi toda mi vida, una playa como las demás, con sus domingueros, sus chiringuitos, sus sombrillas y su desorden ordenado.
La playa es como otro mundo. En la playa se permiten cosas, situaciones, impensables en otro lugar. En la playa todos somos niños. Por eso nos gusta tanto la playa, a los que nos gusta... Al que no le gusta es porque no ha estado en una playa "normal", como la mía. Lo que no es normal es tener que madrugar para coger sitio en la arena, o que en el agua tengas 1 metro cuadrado para nadar....eso no es normal, eso es una m.....
Mi playa tiene las arenas blancas y las aguas cristalinas, casi nunca hay grandes olas, y siempre hay sitio de sobra en la arena para extender tu toalla y desparramarte en ella... No son aguas traicioneras y tampoco hay traidores que te roben mientras te bañas (al menos por ahora).
Hay gente con chalés, con pisos, en hoteles, en alquiler, y gente que viene a pasar el día. Los fines de semana se multiplica por dos la cantidad de gente en la playa, y aún así, sigue quedando sitio de sobra, a cualquier hora del día.
Hay muchas familias, eso lo que más, y también muchos grupos de gente joven, amigos "de la playa", que juegan a las cartas, a las palas o fuman porros (o todo junto). Hay de todo. Pero sobre todo hay buen rollo.
Se nota cuando la gente está de vacaciones, y los ánimos se relajan. Como decía más arriba, nos podemos comportar como niños sin sentir ninguna vergüenza. Podemos hacer castillos, enterrarnos en la arena, tirarnos bolas de arena, o rebozarnos en ella, sin ningún tipo de problema. No importa quién nos vea. Todo está permitido: estamos en la playa.

¡Qué bien que existe un lugar como la playa!

Seguiré contando cosas, por si a alguien le interesa.