25 marzo 2010

Arran


El otro día, por fin, le di la vuelta a media isla, por la parte norte. La parte sur me la dejo para más adelante, y así me queda algo nuevo por descubrir desde la carretera...

Arran es una isla curiosa. Tiene 30 kilómetros de largo por 16 de ancho, y forma de riñón, bastante regular. La llaman la Escocia en miniatura, porque tiene todos los tipos de paisajes que caracterizan al resto del país.
Está partida en dos por la falla de las Highlands, que va desde Edimburgo, en la costa este, hasta aquí. Por eso, la parte norte está formada por higlands o tierras altas: profundos valles glaciares (llamados "glen") y altas montañas de granito ("beinn") de hasta 870 metros de altura, lagos y lagunas ("loch") y costas escarpadas. En cambio, el sur es mucho menos abrupto, con montañas bajas y suaves, y grandes llanuras para el pasto de ovejas, típico paisaje de las lowlands o tierras bajas escocesas, del sur del país.

Sólo hay una carretera que bordea la isla, y otra más, la string (la cuerda), que la cruza de este a oeste. La capital es Brodick, donde vivo, que tiene unos mil habitantes, aunque yo creo que somos unos pocos más, porque aún después de un mes aquí, me encuentro con caras nuevas en la calle y en los comercios.
En Brodick tenemos: dos supermercados, una tienda de ropa de montaña, una panadería, farmacia, correos, un par de tiendas de souvenirs y regalos, una biblioteca, un centro de salud y dos bancos. Se acabó. En el resto de los pueblos de la isla, como mucho, hay un súper, un banco y correos. ¡Tengo suerte!
Brodick vive claramente del turismo. La mayoría de las casas particulares son bed and breakfast, y también está Auchrranie, donde trabajamos unas 150 personas, es decir, que es la primera industria del pueblo y de parte de la isla, porque vienen a trabajar desde varios pueblos del otro lado.
En la isla, como actividades importantes, también hay una destilería de whisky (cómo no, estamos en Escocia...), una de cervezas, una quesería y una fábrica de cosméticos naturales. Punto. Lo demás, como digo, son establecimientos familiares de hostelería, y granjas de ovejas.

No hay puertos pesqueros, cosa que me extraña muchísimo. En general, casi no hay puertos. Aquí en Brodick, llaman puerto a la desembocadura de un río donde hay varados cuatro barcos. Literalmente, son cuatro. Ni uno más. Y todos de recreo. O sea que a pesar de ser una isla, parece ser que lo de navegar no les va mucho. Cosa rara, ¿no?

Brodick tiene un castillo que perteneció (y creo que pertenece) a los Duques de Hamilton. Aquí tienen especial adoración por esta familia noble. Parece como si les debieran algo. Es posible que así sea, no conozco la historia. Este castillo no es especialmente antiguo, pero parece que ha sido reconstruido varias veces. En Lochranza, un pueblo al norte, hay un típico castillo escocés, ruinoso y destrozado, que personalmente, me gusta mucho más. Lo de Brodick es más bien un palacio.

Brodick tiene bastante vida, porque es donde atraca el ferry que viene de tierra firme. Aquí se descarga todo lo que viene de fuera, y se embarca todo lo que sale, por lo que cada vez que llega el ferry, hay un gran movimiento de camiones, coches, y gente yendo y viniendo... La verdad es que es una alegría ver por la ventana de mi casa cómo llega y se va el barco, te da la sensación de estar en una isla, pero no en una isla tan perdida.

Desde mi ventana veo, en primer plano, un campo de golf, después una playa, el mar, y cuando se deja ver, tierra firme. Veo también, a la izquierda, el castillo, que asoma entre un bosque de árboles enormes y viejos, y a la derecha, el centro del pueblo, si es que se le puede llamar así, porque estos pueblos no tienen centro, está todo bastante desperdigado. Lo de las plazas y las calles mayores es cosa de climas más cálidos.

Por la ventana que tengo en el techo abuhardillado, veo el Glen Cloy, el valle que tengo detrás de casa, donde está Auchrranie (que por cierto es de su propiedad casi por completo), y que hasta hace poco tenía las montañas nevadas. Es un valle precioso que aún tengo por descubrir. Como la semana que viene me voy a comprar una bici, va a ser lo primero que voy a hacer con ella, llegar hasta el fondo del Cloy y ponerme debajo de las montañas.