28 abril 2010

La entrada más superficial


Esta va a ser la entrada del blog más superficial de todas. Pero tengo ganas de hablar de ello, puesto que es algo que ha llamado mucho mi atención desde que llegué a Escocia.

Espero que a nadie le moleste el tema, porque voy a hablar de la belleza física, pura y dura.
No entraré a justificarme diciendo que la belleza está en el interior y todo eso que todos sabemos de sobra. Está más que claro que no hay que clasificar a las personas por su exterior. Dando todo esto por más que sabido, paso a exponer mis vivencias...

Los británicos son, de entre todas las nacionalidades que conozco, los menos agraciados. Pero además, con mucha diferencia respecto a los demás. Se puede decir que son feos, muy feos... (I'm sorry, es lo que vivo cada día...)

Y especialmente las mujeres.

De vez en cuando, veo algún hombre algo atractivo (aunque nunca guapo del todo), y siempre es mayor. Posiblemente no hayan sido atractivos de jóvenes, pero con la madurez adquieren cierta elegancia y pueden parecer hasta interesantes.

Pero las mujeres... lo siento, pero no hay por dónde cogerlas...

Son los rasgos faciales, sus proporciones, el color y la textura de la piel, la fisonomía del cuerpo en general y sus proporciones, el cabello, su calidad y cantidad, la forma de andar y moverse... es todo.

Independientemente de su belleza, o fealdad, las mujeres en Escocia visten fatal. Van mal peinadas, mal maquilladas si llevan maquillaje, llevan ropa de mala calidad y no se preocupan en absoluto por su apariencia, o al menos eso es lo que parece.

Trabajo en un hotel de lujo, donde la clientela suele ser de alto nivel económico, y a pesar de ello, muchas, pero muchas parejas visten de la siguiente forma:

-Él: pantalón de pinzas, zapatos limpios, camisa, a veces corbata y chaqueta o chaquetón. Suelen llevar bien el cabello (cortado, limpio, peinado...) y van bien afeitados.

-Ella: Chándal del mercadillo con zapatos horribles (sí, chándal con zapatos, a veces de tacón, a veces sandalias, incluso en febrero), en ocasiones con los faldones de la camiseta salidos y/o con las bragas asomando por detrás... El pelo tal cual amaneció, como si no supieran lo que es un peine, y la mayoría de las veces con tintes caseros que muestran las raíces del cabello y que señalan que hace varios meses que ocurre esto. Si va maquillada, suele llevar un carmín demasiado llamativo, que no respeta los límites de los labios, y coloretes tipo muñeca de porcelana.
La cosa empeora (¡sí, puede empeorar!) si la señora o chica va de fiesta. Si quieren ir arregladas, tengan la edad que tengan y las condiciones físicas que tengan (lo mismo dan 50 kilos que 90), la susodicha se embute en una mini funda-vestido de algún color llamativo (verde, rosa, amarillo fosforito) y/o enormes estampados de terrible combinación, volantes, colgajos, mangas de farolillo, encajes, transparencias...), y lo acompaña de los tacones más altos que encontró en la tienda, peguen o no con el conjunto, y sepa o no andar con ellos... Remata el equipo con toda la bisutería que encontró en el todo a cien de la esquina (cuanto más grandes y más ruido hagan los pendientes, pulseras y collares, mucho mejor), y con el maquillaje más carnavalesco que fue capaz de hacerse... En muchos de estos casos, el pelo se lo recoge en un moño improvisado y desastroso con la pinza que yo uso para no mojarme el pelo en la ducha... (es decir, del todo a cien, fea y cutre).
Y así está lista para irse de boda... (¡...!)

Me llama la atención que, precisamente cuando necesitas cuidar mucho tu aspecto, (ya que la naturaleza no te ha dotado de ninguna gracia, sino todo lo contrario), dejes de lado esta faceta y te vistas y arregles de cualquier forma.

Claro que, como en el reino de los ciegos el tuerto es el rey, lo más probable es que no sean conscientes de su fealdad; y no sepan que la belleza no fue repartida equitativamente en el mundo, y que ellos fueron los grandes olvidados en este reparto...

Repito una vez más, por si a alguien no le ha quedado claro, que la belleza física no es nada sino fachada, pero a veces veo parejas que me fascinan por la diferencia entre él y ella: Él puede pasar por un hombre normal o normalucho, a veces un poco feo. Pero cuando ella es realmente llamativa por lo poco agraciada, y no puedes evitar mirarla... Simplemente llama mi atención, y la de mis compañeros extranjeros.

La mujer más guapa que he visto en este tiempo, en la isla y en el hotel, es una señora india de unos 50 años, y que en otras circunstancias no hubiese fijado mi atención en ella, pero que ahora, en este mar de fealdad, me pareció (nos pareció) una auténtica Venus del Olimpo... Qué rasgos, qué piel, qué elegancia en el vestir, en el andar, en el hablar... Todo el restaurante enamorado de ella, sin quitarle ojo...

Y esto es todo lo que tengo que decir sobre esta cruda realidad. Cuando vuelva por España, todos me pareceréis reyes y reinas de la belleza, y es que realmente lo sois.